¿Conoces a alguien que se siente triste, cansado o deprimido; alguien que no encuentra sentido a su vida; alguien que está demasiado preocupado por las cosas materiales; alguien que sufre por el miedo, la angustia, la enfermedad?
El mundo está lleno de personas que caminan a tientas en la oscuridad porque no conocen a Dios. Es triste ver cómo se hunden, buscando la felicidad por caminos donde jamás la van a encontrar: el dinero, el poder, la fama, los falsos amores…
Dan ganas de gritarles, silbarles y agitar los brazos, llamar su atención, para avisarles que por ahí no llegarán a ninguna parte y señalarles el camino de la verdadera felicidad… ésa que se alcanza sólo viviendo en la cercanía con Dios.
Pero… tienen demasiada prisa, van demasiado rápido, rara vez escuchan… y no queda más que verlos alejarse y perderse por el oscuro rumbo de la mentira, el egoísmo, la autosuficiencia.
Los que no conocen a Dios, sienten el hambre y la sed de ser libres, de vivir. Pero... aferrados a las personas y a las cosas materiales, sólo encuentran frustración, al darse cuenta que siguen igual de vacíos cuando llegan a poseerlas.
Al no conocer a Dios, no encuentran una sombra para resguardarse cuando su trabajo es agotador e infecundo, ni tienen con qué calentarse en las noches heladas del sufrimiento, la enfermedad y la muerte. No tienen con qué cubrir la desnudez de su corazón, ni una cura para sanar las heridas de su alma.
El mundo está lleno de personas que caminan a tientas en la oscuridad porque no conocen a Dios. Es triste ver cómo se hunden, buscando la felicidad por caminos donde jamás la van a encontrar: el dinero, el poder, la fama, los falsos amores…
Dan ganas de gritarles, silbarles y agitar los brazos, llamar su atención, para avisarles que por ahí no llegarán a ninguna parte y señalarles el camino de la verdadera felicidad… ésa que se alcanza sólo viviendo en la cercanía con Dios.
Pero… tienen demasiada prisa, van demasiado rápido, rara vez escuchan… y no queda más que verlos alejarse y perderse por el oscuro rumbo de la mentira, el egoísmo, la autosuficiencia.
Los que no conocen a Dios, sienten el hambre y la sed de ser libres, de vivir. Pero... aferrados a las personas y a las cosas materiales, sólo encuentran frustración, al darse cuenta que siguen igual de vacíos cuando llegan a poseerlas.
Al no conocer a Dios, no encuentran una sombra para resguardarse cuando su trabajo es agotador e infecundo, ni tienen con qué calentarse en las noches heladas del sufrimiento, la enfermedad y la muerte. No tienen con qué cubrir la desnudez de su corazón, ni una cura para sanar las heridas de su alma.
Los que no conocen a Dios… no tienen a nadie que limpie las manchas de su corazón; no tienen quién los guíe, ni quién los corrija. No tienen la gracia. Viviendo como si Dios no existiera… sus vidas están llenas de vació. C.B.S
1 comentario:
Dios nos entrega Amor, por medio de Él conocemos "ese otro amor".
Cuidate y nos vemos!
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