sábado, 1 de marzo de 2008

“Ser Apóstol y buscar nuevos apóstoles”

Los que me han conocido, saben la importancia que mi persona le da al apostolado y a la formación de verdaderos cristianos. Creo que una persona, cuando ha conocido verdaderamente al Señor y ha llegado a quererlo; cuando trata de descubrir el mensaje verdadero del Evangelio y éste le ha cambiado la vida; cuando ha aprendido a querer a su prójimo, no puede dejar de comunicar a los demás lo que está viviendo, experimentando. En esto hay que comprender que el ser apóstol de Jesús, implica comunicar su mensaje de Salvación con una coherencia de vida. Pero quien no siente la necesidad de comunicar su “Fe”, por miedo o por vergüenza, es una persona débil en su fe, que nunca la tuvo o la ha perdido.


En la familia, con los amigos, en el trabajo, en la parroquia, en la comunidad en la cual participo, debemos infundir un carácter “testimonial”. Siempre un apóstol testigo, debe procurar que en los ambientes en los cuales se desenvuelve, se comparta la Palabra de Dios, se ore, se fomente la vida sacramental, se progresa espiritualmente, se sirva a los demás y se sirva la comunidad.

Es muy cierto que todos no somos iguales, hay quienes tienen más condiciones que otros para servir, dirigir, influir a los demás. Pero lo más importante es descubrirlos, interesarlos, capacitarlos e integrarlos en la tarea de construir en la tierra el Reino de Dios.

En esta búsqueda primero hay que observar las condiciones naturales de cada persona, las cualidades humanas que tenga: inteligencia, cultura, simpatía, facilidad de palabra, disponibilidad de tiempo, condiciones de líder, capacidad de trabajo, coraje, decisión. Pero en lo primero que hay que fijarse es en su disposición espiritual, que su primer interés sean las cosas de Dios, el querer aprender de Él, en su apertura a los valores del Evangelio, en su humanidad, abnegación, responsabilidad… a quienes tengan, más que los otros, estas u otras cualidades similares, hay que atenderlos en forma especial, buscar su amistad, impulsarlos a asumir responsabilidades, ideales y a capacitarse para ello.


Nunca hay que dejarlos solos hay que ayudarlos en su proceso de formación.

El cristiano se forma en la acción, claro está. Pero en una acción que sea formadora, que le haga sentir la necesidad de aprender para desempeñarse mejor. Una acción que él trata de realizar cada vez mejor. Una acción en la cual él trate de evaluarse periódicamente para ver como lo está haciendo y cómo podría hacerlo mejor. Una acción en que él pueda apoyarse en alguien con más experiencia que él o simplemente que esté haciendo lo mismo que él para ir corrigiendo las fallas y abriendo nuevos caminos.

Finalmente entregándoles responsabilidades. El asumir plenamente una misión, grande o pequeña, sea de acción o vivencial, da el toque final a nuestro acompañamiento formativo. Con esto, no quiero decir que hay que dejarlos solos o terminar el contacto. Solo dejarlos actuar, para que se sostengan en lo que han aprendido y por si solo sigan formándose, siempre teniéndolos presentes y en su momento acogerlos frente a una inquietud o dificultad que se les presente. Es bueno que en algunas oportunidades se pueda compartir experiencias, o alimentarse del compartir la vida.

Con una profunda convicción, creo que el mundo es el cuerpo, al que los cristianos debemos darle el alma.
El mundo es la harina, a la que los cristianos debemos agregarle la levadura para que se convierta en pan. El cristiano es la sal, sin la cual todo alimento es desabrido. Es la luz, sin la cual, las cosas más hermosas permanecen invisibles.
Formar personas y apóstoles para Jesucristo, es prepáralos para ser sal, luz, levadura y alma para el mundo.
C.B.S

2 comentarios:

A n d r e a dijo...

La flor que fue plantada hoy,
se desvanece entre recuerdos,
se mimetiza con su aroma
y camina junto a ti...
Cultiva esa flor, que de frutos frescos, que haga nueva la vida! Eres capaz de ayudar a quienes te necesitamos... espero que estes ahi! Dios te puso en nuestro camino!

Saludos

Polyta2005 dijo...

¡Mi linda Personita!
¿Alguna vez te dijeron que eres muy especial? Que la luz que emites hasta podría encender una estrella? ¿Alguna vez te dijeron que importante haces sentir a los otros?
¿Alguna vez te dije que muchas veces cuando estaba triste, tus palabras me hicieron sonreír a la vida y verla de una manera diferente?
Todo el tiempo que nos das y la generosidad de compartir lo que eres, yo solo ciento, que no hay palabras para agradecer todo el amor que sale de tu corazón.
¿Alguna vez te dijeron cuánto te aprecian y lo importante que eres? Bueno, mi querido compañero y gran amigo, ¡Hoy te digo! “Creo que sin un amigo como TU, uno se pierde de mucho”

Claudio, gracias por ser y por existir. Tú amiga Paulina.